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sábado, 13 de abril de 2013

Con la ley aprobada, obispos vuelven a rechazar el matrimonio igualitario

El obispo de Minas, Jaime Fuentes, encomendó el tema a lo divino y el obispo de Salto, Pablo Galimberti analizó el contexto de la votación.

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Jaime Fuentes



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Nicolas Cotugno


El obispo de Salto, Pablo Galimberti, y el obispo de Minas, Jaime Fuentes expresaron sus visiones y sentimientos sobre la votación en el Parlamento para aprobar la ley de matrimonio igualitario. Galimberti lo hizo en una columna en el diario salteño Cambio y Fuentes en su blog Desde el Verdún.



El obispo de Minas aseguró en su blog que después de la votación “el único remedio eficaz” era “recurrir a la intercesión de la Madre que tenemos en el Cielo: Ella sabrá encontrar los medios para minimizar el daño que provocará el completo disparate que aprobaron los legisladores”.
Gallimberti definió la ley como “contraproducente” y analizó el contexto en el que se dio la aprobación de la ley. “Se observa a las claras que el tratamiento y votación de la ley estuvo acompañado de un calor reivindicativo. Que en principio no lo consideramos negativo. Si por reivindicar entendemos el derecho de las personas homosexuales a ser respetadas en su dignidad personal, protegiendo “legítimos” derechos”, escribió. El obispo alertó, sin embargo, que una reivindicación “no puede abrir la puerta a cualquier reclamo”.

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Pablo Galimberti


Se refirió también a las personas que siguieron la votación desde las barras. “Voces gritando ‘igualdad’ y ‘libertad’ desde las barras, golpeaban los oídos de los legisladores. Obviamente que son dos valores fundantes de cualquier sociedad. Pero iguales no significa idénticos”, opinó.
El obispo aseguró que la “libertad es capacidad de ser y desarrollar lo que soy. Soy humano, no animal. Soy hábil para caminar, no para volar. Tengo un determinado promedio de vida, dentro del cual debo cumplir una misión o vocación. Soy biológicamente varón y por lo tanto debo realizarme a partir de ese dato básico. Supongo que quienes aplaudían en las barras del Palacio Legislativo no aceptarán estos comentarios. Pero los hago con el mayor respeto hacia ellos. Pero con la máxima libertad para pensar y también discrepar. Porque lo peor de una sociedad es cuando en ella predomina el “pensamiento único”, una dictadura silenciosa”

Fuente: Elpais.com.uy 


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